Como toda mujer, o mejor dicho como
todo ser humano independiente de su sexo o edad fui atraído por la mole del
centro comercial nuevo más grande de Gijón. En pleno centro, dominando los
monederos y carteras de todos los ciudadanos.
Viviendo casi al lado seria una
tontería no aprovechar las ofertas competitivas del Carrefour y más cuando
cuesta mucho llegar a fin de mes, un solo sueldo, para pagar un piso y todos
los gasto que conlleva. En fin una vida pobre y en soledad rascando el bolsillo
para no volver a casa de mis padres. Cualquier cosa, menos volver, como si
tengo que comer piedras. A si es que nunca me permití el lujo de viajar aunque
si el de soñar.
-son 21,50.
La cajera del Carrefour me arranco de
mis patéticos pensamientos. le entregue 25 euros y espere paciente la vuelta.
-aquí tiene, rellene este cupón junto
con su tike de compra y participara en el sorteo de un viaje a México.
-gracias.
Mientras me tome un café cubrí el papel y lo
ensobre, ¿por qué no? Porque no me podía tocar a mí. En este caso no hay puntos
que juntar todo depende de que la mano inocente se tope con mi sobre.
Un gran cartel vertical se levantaba
frente a mí, a la entrada del super. "sorteo de un viaje a México para dos
personas". ¡Para dos personas! No había caído en eso, mi vida era todo en
mono, hacía muchos años que no había otra persona a mi lado, años que no vivía
en estéreo. Mis pasiones mas grandes las vivía en los libros y en mis sueños.
¿Y si me tocaba el viaje? ¿Podría ir yo
sola? Supongo más barato no. Joder Camila deja de soñar.
Deposite el sobre en el buzón y decidí
no pensar más en ello de echo me olvide por completo del sorteo.
-¿sí?
-¿Camila Ruiz?
-Si soy yo.
-le llámanos del Carrefour del centro
comercial Los Fresnos ha sido usted la ganadora del viaje a México para dos
personas.
No sabía que decir y como el silencio
en la línea se hacía incomodo.
-¿señora?¿sigue usted ahí ?
-disculpe el viaje es para dos y yo
vivo sola. Fue lo único que se me ocurrió decir.
-con eso no va a tener ningún problema.
Sin apenas darme de cuenta me
encontraba subida a un avión destino México. Aun no me lo creía, se podía decir
de forma literal que estaba en las nubes.
Mi amigo Google y yo nos encargamos de
planear y decidir lo que quería ver. El viaje en si era justito incluía hotel y
vuelo pagado el resto corría a cuenta de uno. A sí que hice acopio de valor y
tire de mil euros que tenia ahorrados para alguna emergencia. Los intocables
mil cruzaban el charco conmigo. Pero que mayor emergencia podía haber que darle
un poco de aventura a la vida de una
solitaria cuarentona.
Fue poner un pie fuera del avión y no
saber qué hacer. El vuelo y su cambio horario era tan grande que en mi cuerpo
había un descontrol tremendo, no sabía si tenía hambre o sed si quería dormir o
levantarme, de hecho tarde más de un día y una noche en coger el ritmo de
México, disponía de siete días de hotel. Podemos decir que entre la llegada y la
salida perdí dos días pero aun me quedaban cinco.
El hotel era un cuatro estrellas,
carai¡¡ todo un lujo para mí que nunca salía de mi mugriento piso de treinta
metros cuadrados.
El hall del hotel se encontraba casi vacío
eran las once de la noche hora local, solo un hombre de vestimenta peculiar
escondía su rostro detrás de El Universal.
-hola,
Mis palabras se perdieron en la noche o
eso creía yo pero estaba siendo escuchada y observada por el hombre del traje
elegante.
-yo de usted probaría con la campanilla
que tiene a su derecha. Apunto el hombre desde detrás de su periódico.
-oh¡ gracias. Clin¡¡
-buenas noches , que desea.
-me llamo Camila Ruiz y tengo una
reserva.
-a si, caramba¡¡ la estábamos
esperando.
Escuche diligente las condiciones del
hotel con respecto a los horarios de desayuno y los avisos de no salir sola muy
lejos.
-siempre recomendamos que hagan visitas
guiadas en autobuses y grupos numerosos, ¿tiene usted algún plan para estos días?
-bueno yo quisiera visitar las ruinas
de Teotihuacán y el museo arqueológico.
-está usted de suerte.
-pues si parece que sí.
-¿cómo dice?
-nada discúlpeme, dígame
-mañana hay organizada una salida programada
por el hotel al museo y las principales zonas de México monumental. Y pasado a
las ruinas, creo que le vendrá a usted muy bien ya que a si podrá estar más
descansada para ver Teotihuacán. Además
disponemos de plazas libres ya que acaban de anularse un par de reservas. Eso sí,
este suplemento lo tiene que pagar usted. Pero son solo unos pocos pesos.
-vale, pues cuente conmigo.
-lo cargo en su cuenta y recuerde el
desayuno a las 9 y salida a las 10:00. Buenas noches, descanse espero que todo
sea de su agrado si no háganoslo saber.
Conciliar el sueño fue algo casi
imposible, mi reloj interior con hora española me decía que aun era muy
temprano, pero en el cielo Mexicano dominaban las estrellas.
Pi,pi,pi,pi, dios la alarma del teléfono
ahora que por fin dormía tranquila. Una ducha rápida y un buen desayuno al
estilo americano reactivaron mi cuerpo descompuesto, añadiendo esa pizca de
ilusión de ver cosas nuevas, lejos de mi vida gris en Gijón, aquí todo era luz.
Un mini bus nos esperaba en la puerta
para acercarnos al museo. Me senté en el lado de la ventanilla como solía hacer
cuando era niña para no perder detalle del paisaje.
-¿está ocupado?
El hombre del traje elegante se
encontraba ante mí y yo como una tonta no sabía que decir
-ho¡ no disculpe. Tenía un rostro peculiar,
hermoso a la manera de un dandi, parecía un hombre cultivado en todos los
aspectos. Pero detrás de esa mascara de perfección se encontraba un diablillo
pircaron o eso es lo que dejaba ver su sonrisa.
-gracias.
Ese gracias, esa sonrisa blanca y
perfecta, fueron como una bofetada para mi libido dormido que consiguió
sonrojar mis pálidas mejillas de bibliotecaria.
-¿española?
-si
-yo también, ¿de dónde?
-de Gijón
-una mujer del norte,
-si ¿y usted?
-también del norte, pero sin un pueblo
definido. podemos decir que soy un hijo adoptivo del planeta. ¿qué le trae por México
si no es indiscreción?
-se puede decir que no estaba entre mis
planes, me toco el viaje en un sorteo.
-¿no le gusta México?
-no, no es eso. En mi vida no suele
haber este tipo de emociones, digamos que soy muy austera.
-Pues hace muy mal, es la mejor forma
de vida que conozco, hoy aquí mañana allí. Yo no sé vivir de otro modo.
-si debe de ser hermoso, si se puede
depender de no trabajar.
Su elegancia dejaba ver que manejaba
una gran cantidad de dinero o por lo menos eso quería dejar patente su traje de
Gieves & Hawkes. Trajes a medida
y de calidad. Solo se los había visto al príncipe Carlos en las revistas de
cotilleo.
El museo era una verdadera maravilla y
nuestra guía todo una experta en arte azteca que supo hacernos comprender lo
más intrincado de esa cultura que desapareció tan súbitamente.
-en esta sala podemos ver las joyas y
ornamentos, típicos de las culturas mayas y aztecas. Sabemos que eran muy dados
a los adornos y abalorios, grandes pectorales, collares orejeras, mascaras
pendientes. Trabajaban todos los metales y las piedras pero podemos decir que
lo más apreciado era el oro y el jade. Aquí podemos observar un precioso pero
sencillo collar de jade hallado en el templo de la luna. Consta de veinte
cuencas de jade y un cilindro adornando el centro del collar.
-es precioso. Le dije al hombre
elegante. Pero al no percibir respuesta alguna me gire y a mi lado no había
nadie, parecía como si fuera fruto de mi imaginación. Absorta en las
explicaciones de la guía no pensé mas en el. Mientras observaba un Chac Mool fui sorprendida por la voz
delicada y sensual del hombre del traje elegante.
-dicen que los Chac Mool eran
utilizados para hacer sacrificios humanos y en el centro depositaban el corazón.
-ah¡
-¿la e asustado?
-pues sí, se había volatilizado usted.
-me sentí indispuesto y tuve que
abandonar la sala, ¿me perdí algo interesante?
-Los preciosos collares de jade.
Nuestra
visita finalizo en el museo del templo mayor, y nos ofrecieron
llevarnos de vuelta al hotel o los que quisieran ver la zona monumental del
centro de México podían quedarse siempre en grupos o en parejas. Mi anónimo
amigo y yo decidimos ir hacia la plaza del Zocalo bajando por la calle mayor
donde cientos de comercios esperaban al turista para venderle sus bolsos,
mochilas viseras o cualquier otra cosa que necesitaras.
Caminamos por la plaza del Zocalo y
admiramos el palacio real y la catedral de la Asunción. Cuando el hambre hizo
mella decidimos que una visita a México no estaría completa sin unos tacos y un
tequila.
A la mañana siguiente recorrimos 43km
hasta nuestro gran destino.
-¿preparada para pisar la ciudad donde
nacieron los dioses?
-me siento emocionada como una niña.
Mientras el minibús recorría el último
trayecto me parecía imposible que de entre aquel paisajes fuera a surgir una pirámide
de más de 62m de altura.
El centro de interpretación nos ofreció
una visita guiada la cual agradecí mucho dado que había tanto que ver. Mi amigo
anónimo seguía a mi lado explicándome
ciertas curiosidades de esa cultura y de ese lugar. Por algún motivo que
desconozco nos hicimos buenos amigos pero yo seguía sin saber su nombre, no
quise preguntar, una persona se presenta de forma cordial desde el primer
momento, si él no lo hizo seria por algo. Con su traje de cachemira me
recordaba al cuadro de Rene Magritte "el
hijo del hombre" un hombre sin rostro sin identidad.
Llegamos al hotel exhaustos, sudorosos
y atiborrados de cultura azteca
-creo que esta noche soñare con la
serpiente emplumada y todos esos dibujos de los frescos y los bajorrelieves.
-Camila no desearía yo tener ese sueño,
puede ser muy perturbador. ¿Tiene algún plan para esta noche?
-pues la verdad es que no.
-¿le apetecería cenar conmigo?
-seria un placer.
-no se usted yo estoy un poco cansado, México
es peligroso y de noche más. ¿Le importa que cenemos en mi suites?
De mis años de bibliotecaria mi cara
había cogido el color del papel blanco, quizás un poco amarillento con los años
y en ese momento un hombre sin nombre me invitaba a cenar en su habitación. Mi
libido hizo de las suyas y mi cara tomo el color mas carmesí que jamás hubiera
imaginado en mi. Mi azoramiento dejo paso a un silencio pesado. Por mi mente
pasaban mil imágenes. Ese hombre me gustaba, lo deseaba, deseaba cenar con él,
deseaba meterme en su cama, deseaba saciarme de él.
-si
-se hace usted derogar mucho Camila y
me sonrió pícaramente, que le parece si pedimos algo para picar un variado.
-por mi está bien pero desearía
ducharme y cambiarme de ropa
-¿ dentro de media hora?
-por mi perfecto.
-mi habitación es la 221.
¡¡Dios mío¡¡ en mi maleta no había metido ni una sola prenda
sexi, ni un conjunto bonito, ni nada, solo ropa cómoda, mas me valía ir solo
con las bragas pensaba, mientras ponía todo en desorden buscando algo que
pudiera ser mínimamente sugestivo. Los sujetadores todos descartados eran
piezas enteras de deporte. Y las bragas el paquete de algodón del Primark seis
por 4,99. Entre todas ellas seleccione una marrón con una gomita en puntilla
rosa y un pequeño lacito. Dios bragas de euro para un hombre que viste un traje
que sabe dios cuanto costo. Vas muy deprisa Camila por de pronto solo te invito
a cenar a lo mejor ni siquiera llega a las bragas del Primark.
Al final mi traje de gala para la cena
en la suite se quedo en unos vaqueros ceñidos y una camisa negra de gasa con
topitos de terciopelo, suerte que por delante no trasparentaba por que los
sujetadores se quedaron todos en la maleta.
-sí, adelante, está abierto
-hola.
-es usted muy puntual Camila.
-es una manía.
-Yo diría que es una buena costumbre.
-siéntese el camarero acaba de traer la
cena.
Con un ademan de una elegancia infinita
retiro la silla para que me sentara. Carai¡¡ eso solo se ve en las películas. ¿de
dónde salió este hombre?
-es usted todo un enigma. Un caballero
perdido en un siglo equivocado, se agradece.
La cena transcurrió hablando un poco de
todo, viajes, lugares, libros, música, se hablo de mi, pero nunca en ningún
momento dejo que la conversación derivara hacia su persona para no tener que
dar respuestas sobre su vida y yo respete su decisión. No pregunte su nombre,
no pregunte sobre su vida. No me hacía falta a mí lo que me interesaba era el
momento y el hombre.
Pi pi pi pi¡¡ la alarma de mi teléfono
me saco de uno de los sueños más maravillosos que tuve jamás. Palpe a tientas
por la mesilla para apagar la alarma y no aparecía. Pi pi pi pi¡¡ me arrastre soñolienta
y boca abajo por la cama hasta la otra mesilla y nada pi pi pi pi¡¡ dios al
final tuve que abrir los ojos porque quería silenciar ese aparato del demonio
que me martilleaba la cabeza. Y entonces
caí en la cuenta, ¿dónde estoy esto no es mi habitación? Sentada en la cama reconocí
la suite del hombre sin nombre. Pero allí no había nadie solo un hermoso collar
de jade en la almohada. Era una réplica del que tanto me gustara en la exposición,
20 cuencas y un cilindro tal cual. Pi pi pi pi
El teléfono seguía sonando pero ya no
me molestaba ahora sabía que no fue solo un sueño maravilloso del que no quería
despertar. Feliz y renovada cogí el collar y le di vueltas entre mis dedos
admirando la perfección de la réplica asta parecía tener esos miles de años
encima. Duchada vestida y con el collar
puesto me acerque a mi habitación a coger unas cosas y me dispuse a ver un
poquito más de México.
Nunca olvidare en mi vida esta ciudad,
en ella me reencontré con mi pasion dormida de la mano del hombre sin nombre, viví
y ame como lo suelen hacer el 80% de las mujeres. Ahora en mi piso intento
poner orden en esta cantidad de fotos postales y recuerdos que traje.
De fondo el telediario informa de las noticias
como siempre catastrofistas. Pero una llama mi atención. Una reportera espera
que le den via para hablar a la puerta del museo arqueológico de México.
-hey¡¡ yo estuve allí jaja. Me pavoneo
a mi misma y me siento orgullosa de poder decir estas palabras, pero en cuanto
la reportera comienza a dar el suceso mi cara cambia.
"Los operarios
del museo arqueológico de México en el traslado de unas piezas para una exposición
temporal en el museo del templo mayor dieron la alarma de que el collar de jade
hallado bajo la pirámide de la luna había
sido sustraído de su urna y sustituido por una réplica de las que se venden en
las tiendas de suvenires. No se tiene constancia de cuando se cometió el robo. El
único dato con el que cuentan es que hace un mes fallo el sistema eléctrico a
la vez que el generador de urgencias pero duro solo unos minutos y puedo ser en
ese momento en que todas las alarmas y cámaras quedaron desactivadas. El collar
de jade tenía un pequeño punto rojo oculto que lo definía como pieza de
especial interés por los arqueólogos. "
Me quedo petrificada ante la noticia,
era tan hermoso, que pena que lo robaran y al momento me asalta una duda, un
recuerdo de esos minutos sin luz en el museo. No, ¡no puede ser! Salgo disparada
hacia mi habitación abro el joyero y extraigo el collar reviso todas las
cuencas y cuando ya solo quedaban dos. Allí está el punto rojo. ¡Oh dios! ¡dios!
El collar robado está en mis manos, que hago.
En un primer lugar pienso en denunciar
el robo y entregar el collar, después recuerdo al hombre sin nombre, al
caballero elegante que hizo de mi vida algo mejor. Y lo comprendo todo, por eso
no decía su nombre ni daba datos suyos era un ladrón de guante blanco. No puedo
denunciarlo, no debo hacerlo si él no quisiera que me quedara con el collar no
me lo daría lo hubiera vendido en el mercado negro y seguro que a muy buen
precio.
Irene Adler
Para
el ladrón de corazones y el ladrón de joyas