miércoles, 2 de abril de 2014

Un extraño con traje de Gieves & Hawkes

Como toda mujer, o mejor dicho como todo ser humano independiente de su sexo o edad fui atraído por la mole del centro comercial nuevo más grande de Gijón. En pleno centro, dominando los monederos y carteras de todos los ciudadanos.
Viviendo casi al lado seria una tontería no aprovechar las ofertas competitivas del Carrefour y más cuando cuesta mucho llegar a fin de mes, un solo sueldo, para pagar un piso y todos los gasto que conlleva. En fin una vida pobre y en soledad rascando el bolsillo para no volver a casa de mis padres. Cualquier cosa, menos volver, como si tengo que comer piedras. A si es que nunca me permití el lujo de viajar aunque si el de soñar.

-son 21,50.
La cajera del Carrefour me arranco de mis patéticos pensamientos. le entregue 25 euros y espere paciente la vuelta.
-aquí tiene, rellene este cupón junto con su tike de compra y participara en el sorteo de un viaje a México.
-gracias.

 Mientras me tome un café cubrí el papel y lo ensobre, ¿por qué no? Porque no me podía tocar a mí. En este caso no hay puntos que juntar todo depende de que la mano inocente se tope con mi sobre.
Un gran cartel vertical se levantaba frente a mí, a la entrada del super. "sorteo de un viaje a México para dos personas". ¡Para dos personas! No había caído en eso, mi vida era todo en mono, hacía muchos años que no había otra persona a mi lado, años que no vivía en estéreo. Mis pasiones mas grandes las vivía en los libros y en mis sueños.
¿Y si me tocaba el viaje? ¿Podría ir yo sola? Supongo más barato no. Joder Camila deja de soñar.
Deposite el sobre en el buzón y decidí no pensar más en ello de echo me olvide por completo del sorteo.
-¿sí?
-¿Camila Ruiz?
-Si soy yo.
-le llámanos del Carrefour del centro comercial Los Fresnos ha sido usted la ganadora del viaje a México para dos personas.
No sabía que decir y como el silencio en la línea se hacía incomodo.
-¿señora?¿sigue usted ahí ?
-disculpe el viaje es para dos y yo vivo sola. Fue lo único que se me ocurrió decir.

-con eso no va a tener ningún problema.

Sin apenas darme de cuenta me encontraba subida a un avión destino México. Aun no me lo creía, se podía decir de forma literal que estaba en las nubes.
Mi amigo Google y yo nos encargamos de planear y decidir lo que quería ver. El viaje en si era justito incluía hotel y vuelo pagado el resto corría a cuenta de uno. A sí que hice acopio de valor y tire de mil euros que tenia ahorrados para alguna emergencia. Los intocables mil cruzaban el charco conmigo. Pero que mayor emergencia podía haber que darle un poco de  aventura a la vida de una solitaria cuarentona.

Fue poner un pie fuera del avión y no saber qué hacer. El vuelo y su cambio horario era tan grande que en mi cuerpo había un descontrol tremendo, no sabía si tenía hambre o sed si quería dormir o levantarme, de hecho tarde más de un día y una noche en coger el ritmo de México, disponía de siete días de hotel. Podemos decir que entre la llegada y la salida perdí dos días pero aun me quedaban cinco.

El hotel era un cuatro estrellas, carai¡¡ todo un lujo para mí que nunca salía de mi mugriento piso de treinta metros cuadrados.
El hall del hotel se encontraba casi vacío eran las once de la noche hora local, solo un hombre de vestimenta peculiar escondía su rostro detrás de El Universal.

-hola,                              
Mis palabras se perdieron en la noche o eso creía yo pero estaba siendo escuchada y observada por el hombre del traje elegante.
-yo de usted probaría con la campanilla que tiene a su derecha. Apunto el hombre desde detrás de su periódico.

-oh¡ gracias. Clin¡¡
-buenas noches , que desea.
-me llamo Camila Ruiz y tengo una reserva.
-a si, caramba¡¡ la estábamos esperando.

Escuche diligente las condiciones del hotel con respecto a los horarios de desayuno y los avisos de no salir sola muy lejos.
-siempre recomendamos que hagan visitas guiadas en autobuses y grupos numerosos, ¿tiene usted algún plan para estos días?

-bueno yo quisiera visitar las ruinas de Teotihuacán y el museo arqueológico.
-está usted de suerte.
-pues si parece que sí.
-¿cómo dice?
-nada discúlpeme, dígame
-mañana hay organizada una salida programada por el hotel al museo y las principales zonas de México monumental. Y pasado a las ruinas, creo que le vendrá a usted muy bien ya que a si podrá estar más descansada para ver  Teotihuacán. Además disponemos de plazas libres ya que acaban de anularse un par de reservas. Eso sí, este suplemento lo tiene que pagar usted. Pero son solo unos pocos pesos.

-vale, pues cuente conmigo.
-lo cargo en su cuenta y recuerde el desayuno a las 9 y salida a las 10:00. Buenas noches, descanse espero que todo sea de su agrado si no háganoslo saber.

Conciliar el sueño fue algo casi imposible, mi reloj interior con hora española me decía que aun era muy temprano, pero en el cielo Mexicano dominaban las estrellas.

Pi,pi,pi,pi, dios la alarma del teléfono ahora que por fin dormía tranquila. Una ducha rápida y un buen desayuno al estilo americano reactivaron mi cuerpo descompuesto, añadiendo esa pizca de ilusión de ver cosas nuevas, lejos de mi vida gris en Gijón, aquí todo era luz.

Un mini bus nos esperaba en la puerta para acercarnos al museo. Me senté en el lado de la ventanilla como solía hacer cuando era niña para no perder detalle del paisaje.
-¿está ocupado?
El hombre del traje elegante se encontraba ante mí y yo como una tonta no sabía que decir
-ho¡ no disculpe. Tenía un rostro peculiar, hermoso a la manera de un dandi, parecía un hombre cultivado en todos los aspectos. Pero detrás de esa mascara de perfección se encontraba un diablillo pircaron o eso es lo que dejaba ver su sonrisa.
-gracias.
Ese gracias, esa sonrisa blanca y perfecta, fueron como una bofetada para mi libido dormido que consiguió sonrojar mis pálidas mejillas de bibliotecaria.
-¿española?
-si
-yo también, ¿de dónde?
-de Gijón  
-una mujer del norte,
-si ¿y usted?
-también del norte, pero sin un pueblo definido. podemos decir que soy un hijo adoptivo del planeta. ¿qué le trae por México si no es indiscreción?
-se puede decir que no estaba entre mis planes, me toco el viaje en un sorteo.
-¿no le gusta México?
-no, no es eso. En mi vida no suele haber este tipo de emociones, digamos que soy muy austera.
-Pues hace muy mal, es la mejor forma de vida que conozco, hoy aquí mañana allí. Yo no sé vivir de otro modo.
-si debe de ser hermoso, si se puede depender de no trabajar.
Su elegancia dejaba ver que manejaba una gran cantidad de dinero o por lo menos eso quería dejar patente su traje de Gieves & Hawkes. Trajes a medida y de calidad. Solo se los había visto al príncipe Carlos en las revistas de cotilleo.

El museo era una verdadera maravilla y nuestra guía todo una experta en arte azteca que supo hacernos comprender lo más intrincado de esa cultura que desapareció tan súbitamente.
-en esta sala podemos ver las joyas y ornamentos, típicos de las culturas mayas y aztecas. Sabemos que eran muy dados a los adornos y abalorios, grandes pectorales, collares orejeras, mascaras pendientes. Trabajaban todos los metales y las piedras pero podemos decir que lo más apreciado era el oro y el jade. Aquí podemos observar un precioso pero sencillo collar de jade hallado en el templo de la luna. Consta de veinte cuencas de jade y un cilindro adornando el centro del collar.

-es precioso. Le dije al hombre elegante. Pero al no percibir respuesta alguna me gire y a mi lado no había nadie, parecía como si fuera fruto de mi imaginación. Absorta en las explicaciones de la guía no pensé mas en el. Mientras observaba  un Chac Mool fui sorprendida por la voz delicada y sensual del hombre del traje elegante.
-dicen que los Chac Mool eran utilizados para hacer sacrificios humanos y en el centro depositaban el corazón.
-ah¡
-¿la e asustado?
-pues sí, se había volatilizado usted.
-me sentí indispuesto y tuve que abandonar la sala, ¿me perdí algo interesante?
-Los preciosos collares de jade.

Nuestra   visita finalizo en el  museo del templo mayor, y nos ofrecieron llevarnos de vuelta al hotel o los que quisieran ver la zona monumental del centro de México podían quedarse siempre en grupos o en parejas. Mi anónimo amigo y yo decidimos ir hacia la plaza del Zocalo bajando por la calle mayor donde cientos de comercios esperaban al turista para venderle sus bolsos, mochilas viseras o cualquier otra cosa que necesitaras. 

Caminamos por la plaza del Zocalo y admiramos el palacio real y la catedral de la Asunción. Cuando el hambre hizo mella decidimos que una visita a México no estaría completa sin unos tacos y un tequila.

A la mañana siguiente recorrimos 43km hasta nuestro gran destino.
-¿preparada para pisar la ciudad donde nacieron los dioses?
-me siento emocionada como una niña.
Mientras el minibús recorría el último trayecto me parecía imposible que de entre aquel paisajes fuera a surgir una pirámide de más de 62m de altura.
El centro de interpretación nos ofreció una visita guiada la cual agradecí mucho dado que había tanto que ver. Mi amigo anónimo seguía a mi lado explicándome  ciertas curiosidades de esa cultura y de ese lugar. Por algún motivo que desconozco nos hicimos buenos amigos pero yo seguía sin saber su nombre, no quise preguntar, una persona se presenta de forma cordial desde el primer momento, si él no lo hizo seria por algo. Con su traje de cachemira me recordaba al cuadro de Rene Magritte "el hijo del hombre" un hombre sin rostro sin identidad.

Llegamos al hotel exhaustos, sudorosos y atiborrados de cultura azteca
-creo que esta noche soñare con la serpiente emplumada y todos esos dibujos de los frescos y los bajorrelieves.

-Camila no desearía yo tener ese sueño, puede ser muy perturbador. ¿Tiene algún plan para esta noche?
-pues la verdad es que no.
-¿le apetecería  cenar conmigo?
-seria un placer.
-no se usted yo estoy un poco cansado, México es peligroso y de noche más. ¿Le importa que cenemos en mi suites?

De mis años de bibliotecaria mi cara había cogido el color del papel blanco, quizás un poco amarillento con los años y en ese momento un hombre sin nombre me invitaba a cenar en su habitación. Mi libido hizo de las suyas y mi cara tomo el color mas carmesí que jamás hubiera imaginado en mi. Mi azoramiento dejo paso a un silencio pesado. Por mi mente pasaban mil imágenes. Ese hombre me gustaba, lo deseaba, deseaba cenar con él, deseaba meterme en su cama, deseaba saciarme de él.
-si                             
-se hace usted derogar mucho Camila y me sonrió pícaramente, que le parece si pedimos algo para picar un variado.
-por mi está bien pero desearía ducharme y cambiarme de ropa
-¿ dentro de media hora?
-por mi perfecto.
-mi habitación es la 221.

¡¡Dios mío¡¡ en  mi maleta no había metido ni una sola prenda sexi, ni un conjunto bonito, ni nada, solo ropa cómoda, mas me valía ir solo con las bragas pensaba, mientras ponía todo en desorden buscando algo que pudiera ser mínimamente sugestivo. Los sujetadores todos descartados eran piezas enteras de deporte. Y las bragas el paquete de algodón del Primark seis por 4,99. Entre todas ellas seleccione una marrón con una gomita en puntilla rosa y un pequeño lacito. Dios bragas de euro para un hombre que viste un traje que sabe dios cuanto costo. Vas muy deprisa Camila por de pronto solo te invito a cenar a lo mejor ni siquiera llega a las bragas del Primark.
Al final mi traje de gala para la cena en la suite se quedo en unos vaqueros ceñidos y una camisa negra de gasa con topitos de terciopelo, suerte que por delante no trasparentaba por que los sujetadores se quedaron todos en la maleta.

-sí, adelante, está abierto
-hola.
-es usted muy puntual Camila.
-es una manía.
-Yo diría que es una buena costumbre.
-siéntese el camarero acaba de traer la cena.
Con un ademan de una elegancia infinita retiro la silla para que me sentara. Carai¡¡ eso solo se ve en las películas. ¿de dónde salió este hombre?
-es usted todo un enigma. Un caballero perdido en un siglo equivocado, se agradece.

La cena transcurrió hablando un poco de todo, viajes, lugares, libros, música, se hablo de mi, pero nunca en ningún momento dejo que la conversación derivara hacia su persona para no tener que dar respuestas sobre su vida y yo respete su decisión. No pregunte su nombre, no pregunte sobre su vida. No me hacía falta a mí lo que me interesaba era el momento y el hombre.

Pi pi pi pi¡¡ la alarma de mi teléfono me saco de uno de los sueños más maravillosos que tuve jamás. Palpe a tientas por la mesilla para apagar la alarma y no aparecía. Pi pi pi pi¡¡ me arrastre soñolienta y boca abajo por la cama hasta la otra mesilla y nada pi pi pi pi¡¡ dios al final tuve que abrir los ojos porque quería silenciar ese aparato del demonio que me martilleaba la cabeza.  Y entonces caí en la cuenta, ¿dónde estoy esto no es mi habitación? Sentada en la cama reconocí la suite del hombre sin nombre. Pero allí no había nadie solo un hermoso collar de jade en la almohada. Era una réplica del que tanto me gustara en la exposición, 20 cuencas y un cilindro tal cual. Pi pi pi pi
El teléfono seguía sonando pero ya no me molestaba ahora sabía que no fue solo un sueño maravilloso del que no quería despertar. Feliz y renovada cogí el collar y le di vueltas entre mis dedos admirando la perfección de la réplica asta parecía tener esos miles de años encima. Duchada  vestida y con el collar puesto me acerque a mi habitación a coger unas cosas y me dispuse a ver un poquito más de México.

Nunca olvidare en mi vida esta ciudad, en ella me reencontré con mi pasion dormida de la mano del hombre sin nombre, viví y ame como lo suelen hacer el 80% de las mujeres. Ahora en mi piso intento poner orden en esta cantidad de fotos postales y recuerdos que traje.

De  fondo el telediario informa de las noticias como siempre catastrofistas. Pero una llama mi atención. Una reportera espera que le den via para hablar a la puerta del museo arqueológico de México.
-hey¡¡ yo estuve allí jaja. Me pavoneo a mi misma y me siento orgullosa de poder decir estas palabras, pero en cuanto la reportera comienza a dar el suceso mi cara cambia.

"Los operarios del museo arqueológico de México en el traslado de unas piezas para una exposición temporal en el museo del templo mayor dieron la alarma de que el collar de jade  hallado bajo la pirámide de la luna había sido sustraído de su urna y sustituido por una réplica de las que se venden en las tiendas de suvenires. No se tiene constancia de cuando se cometió el robo. El único dato con el que cuentan es que hace un mes fallo el sistema eléctrico a la vez que el generador de urgencias pero duro solo unos minutos y puedo ser en ese momento en que todas las alarmas y cámaras quedaron desactivadas. El collar de jade tenía un pequeño punto rojo oculto que lo definía como pieza de especial interés por los arqueólogos. "  

Me quedo petrificada ante la noticia, era tan hermoso, que pena que lo robaran y al momento me asalta una duda, un recuerdo de esos minutos sin luz en el museo. No, ¡no puede ser! Salgo disparada hacia mi habitación abro el joyero y extraigo el collar reviso todas las cuencas y cuando ya solo quedaban dos. Allí está el punto rojo. ¡Oh dios! ¡dios! El collar robado está en mis manos, que hago.
En un primer lugar pienso en denunciar el robo y entregar el collar, después recuerdo al hombre sin nombre, al caballero elegante que hizo de mi vida algo mejor. Y lo comprendo todo, por eso no decía su nombre ni daba datos suyos era un ladrón de guante blanco. No puedo denunciarlo, no debo hacerlo si él no quisiera que me quedara con el collar no me lo daría lo hubiera vendido en el mercado negro y seguro que a muy buen precio.


                                                                                       Irene Adler
                                                                                      Para el ladrón de corazones y el ladrón de joyas