martes, 14 de enero de 2014

La sonrisa de la Mona Lisa


Firenza 1503

Lisa Gherardini se movía con paso ligero entre las Callejas de Florencia que unían Su casa con la basílica de Santa Maria Novella a la que acudía desde hacía un mes todas las mañanas a la misma hora escoltada por sus dos damas de compañía. Tenía que rezar por su alma pecadora. Tenía que reza para que la vida naciera en ella.

Lisa provenía de una familia de la aristocracia de Florencia venida a menos. Se había casado muy joven a la edad de 15 años con el mercader, Francesco De Giocondo.
Habían esperado varios años antes de poder concebir un  hijo. Ahora  llevaban tres años intentándolo pero su vientre se negaba a alojar vida alguna. Su marido había empezado a increparla con duras palabras solicitando un heredero para su imperio mercantil. 
Lisa se sumía cada día más en la desesperación. Sabía que su esposo había repudiado a su anterior mujer por no darle herederos. Ella no quería ser repudiada. Ella lo amaba y quería darle ese heredero. 


El día en que su periodo mancho las sábanas de la alcoba Francesco volvió a la carga con sus duras palabras hacia Lisa, pero esta vez  le había impuesto un plazo de 5 meses para darle un heredero, si no lo conseguía sería repudiada y Lisa no podía permitir que eso pasará. Ella pertenecía a una de las familias más nobles de Firenze.  
Entre llantos y vigilia  paso la noche pensando cómo podía solucionarlo. 
Decidió que a primera hora iría a ver a su mejor amigo y confesor Leonardo el sabría decirle que hacer.


-esperadme aquí. Dijo Lisa a sus damas.
Empezó a subir la escalinata que conducía al estudio de Leonardo. Un olor a aceites y pinturas la iba invadiendo. Le gustaba, era un aroma familia que le proporcionaba tranquilidad. 
-Leonardo ??
- si sube. Oh Lisa, mi mona Lisa. Cada día estas más hermosa. Pero ?? Q veo en tus ojos ? Lágrimas?

Lisa contó lo sucedido a Leonardo.
-Lisa el fallo puede estar en el.
-si lo pensé yo tan bien. Pero eso el no lo va a aceptar.
-Que hago Leonardo?
-esta claro Lisa. Dale un hijo.


-Leonardo. Yace conmigo y líbrame de esta incertidumbre. Si quedó en cinta sabré que el problema es de él pero no diré nada. yo no seré repudiada y el tendrá su hijo.


-mi Lisa ,mi mona Lisa. Leonardo se había acercado al sillón donde lisa estaba sentada y le acarició el rostro. El de pie atrajo su cabeza hacia su vientre donde lisa rompió en sollozos.
-me pides mucho. Pero te adoro y Por ti mi mona lo haré.

Habían pasado dos meses desde ese día y Lisa no había manchado las sábanas más con su periodo. Estaba en cinta sus pechos habían aumentado y su apetito había cambiado ya podía contárselo a Francesco. 
De camino a las estancias de su esposo pensó en la ironía de su salvación. Él era el infértil el era el que debería ser repudiado. Pero lisa lo amaba con toda su alma y purgaría su pecado de infidelidad con sus rezos matutinos.
La noticia fue de una alegría enorme.
Mi bella esposa pídeme lo que quieras y te lo daré decía Francesco.
-amado esposo quisiera hacerme un retrato.


Y habéis elegido artista para que bosqueje tan hermoso rostro?
- si esposo,Leonardo Davinci.
-un poco caro esposa mía pero que a si sea.
A la mañana siguiente Leonardo fue llamado a casa de los Giocondo.  Franchesco estaba ausente y fue recibido por la señora de la casa Lisa Giocondo.

pasad y sentados amigo tenemos que hablar
-señora
-para ti el padre del hijo que Espero sólo soy Lisa, tu mona lisa y tu eres Leonardo el artista que me va a retratar. Mi amigo


Y mientras Lisa posa sentada con la espalda erguida y las manos sobre un vientre lleno de vida sonríe pícara y traviesa a Leonardo, por el secreto que los une.


por; Irene Adler



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