Hacia 20 años que había nacido un pasión en el fondo de sus
corazones. Pero ninguno de los dos dijo nada, se vieron durante tres meses, se
observaron, ella cada día se enamoraba mas de el perdiéndose en sus ojos azules. Soñaba
estar a su lado. Pero ella era una niña de provincias de 19 años y él un chico
de 28 con otras expectativas en la vida y una mujer.
Los años pasaron y no volvieron a verse. Ella lo recordaría
siempre, lo buscaría en otros hombres ,esperando encontrar algo de él en cada
uno de ellos. Pero el era único. nunca hallaría nadie como él.
Una tarde de invierno paseando por el barrio del Born vio un
cartel que anunciaba una docena de conferencias de arte que se darían en el Gran hotel Princesa Sofía. Ese cartel fue como
un imán para Caterina.
Él le había enseñado todo lo que sabía de arte sacra y
pintura del renacimiento.
Busco entre la lista de ponentes y como no allí estaba EL. Habían pasado 20 años desde su última conferencia en España.
Hacia 20 años se había enamorado y ahora
sabía que tenía que acudir a esa conferencia tenía que verlo.
En las ultimas butacas se escondía Caterina tímida, observadora de la progresión de ese hombre. Al que amo, al que amaba.
Los años habían
blanqueado sus rubios cabellos y quizás la buena vida en la Emilia-Romagna había echo que ganara unos kilos.
No tubo valor para dirigirse a el
al final de la charla a si que se dirigió a la barra de la cafetería y en una
servilleta anoto; "soy Caterina de
Barcelona llámame 658 083948"
Te telephone Tamara de Lempicka
Se dirigió de nuevo a la sala de conferencias y se encontró
con un botones en la puerta al que le entrego la nota.
-por
favor podría entregar esto al Sr. Bernard?
El botones se dirigió con paso diligente hacia Bernard que
charlaba de forma amigable con tres de los ponentes.
-Señor Bernard esto es para usted.
-gracias.
Sorprendido Bernard desplegó la servilleta y su cara palideció.
Era ella!! estaba allí!! Pero donde?
-Bernard has visto un fantasma?.
-casi Miguel, casi.
Y sin más explicaciones se dirigió hacia el botones.
-Donde está la señorita que le entrego esto?
-se ha marchado señor.
-Caterina....
Su nombre sonó como un susurro y en su mente se formaron imágenes
de un pasado.
Como estaría ahora? La recordaba joven y provocadora con sus
minifaldas, a las que tanto le costaba resistirse, esas largas y eternas
piernas. Tenía que verla tenía que llamarla.
No lo pensó dos veces. subió a su habitación
y desde allí marco el numero con dedos temblorosos, estaba nervioso como un
adolescente.
Que le diría? con quien estaría ella ahora? Dos tonos, tres,
cuatro y....
-sí?
-Caterina?
-si soy yo.
-soy Bernard
Un silencio se apodero de la línea telefónica. Recuerdos, pasiones,
amores denegados, y más sentimientos latían en el pecho de Caterina.
-Caterina?
-Bernard cuanto tiempo.
-mucho Caterina, mucho, tenemos que vernos y ponernos al día.
Qué te parece sí quedamos hoy a las 5 aquí mismo en la cafetería del hotel. Puedes?
-claro será un placer verte de nuevo.
Miles de crisálidas rompieron su caparazón para danzar en el
estomago de Caterina.
Todo fue tan sencillo, como pedir los cafés, se contaron sus
20 años de vida en 20 minutos.
Bernard agarraba la mano de Caterina. Como si tuviera
miedo a que ese pájaro volara de nuevo.
El se encontraba atado a un matrimonio del que ya nada se podía
esperar más que broncas continuas y ella se había emparejado hacia un par de
años. Los dos olvidaron sus vidas y sus compromiso por unas horas.
Bernard le confesó su
amor y ella a él. Caterina no se lo podía creer. él la amaba, la amaba¡¡
Detrás del
café llego una cena al día siguiente, aprovechando que la pareja de Caterina no
se hallaba en la ciudad. Y entonces ocurrió.
-me gustaría que te quedaras conmigo esta noche Caterina.
-no sé si estará bien.
-el no lo va a saber, te deseo Caterina.
El se fue acercando
mas a ella, pero Caterina le torció la cara como si quisiera escapar de algo que
ya de por si era inevitable.
La beso y ella lo rehuyó, en su cuerpo había una lucha de
principios. Su corazón contra su cerebro racional. Pero su amor por Bernard era
más fuerte que cualquier convicción. Simplemente se dejo llevar hacia sus tiernos
labios, hacia su cama.
Se amaron como jamás lo habían hecho en su vida. Y en esos
momentos pensaron que seguramente eran las personas más felices del planeta.
Dispuestos a dormir el uno en el abrazo del otro Caterina se coló
en el lado derecho de la cama por que ella siempre dormía en ese lado. Pero un travieso Bernard la
desplazo al lado izquierdo de la cama.
Por Irene Adler
Nota: esta historia con el cuadro de la habitación de Safet
Zec como protagonista está dedicado a todos aquellos que tuvieron la suerte de
amar de verdad. A Bernard por ser el sueño de una noche.
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